Las caras de los trabajadores de restaurantes en San Francisco sobreviviendo la pandemia de covid-19

To read this story in English, click here.

SAN FRANCISCO — Una semana antes de que el brote de covid-19 fuera denominado como pandemia y el gobernador de California Gavin Newsom ordenara que todos los negocios no esenciales cerraran a partir del 15 de marzo, la reportera de Latino Reporter Adriana Morga Oregel empezó una serie fotográfica sobre trabajadores de restaurantes. Cuatro meses después, durante lo que parece la segunda ola de cierres, ella entrevistó a algunos de los mismos trabajadores y les preguntó cómo les afectó la pandemia. 

Irvin Caamal, 31

Ivan Caamal, 31, posa para la foto. Photo illustration by ADRIANA MORGA OREGEL/THE LATINO REPORTER

Fue por medio de un mensaje de texto de su gerente que Irvin Caamal se enteró el 15 de marzo que su restaurante iba a cerrar temporalmente debido a la pandemia de covid-19. Caamal, originario de Yucatán, México, se mudó a los Estados Unidos a los 16 años justo después de terminar la secundaria. Él ha trabajado en Gialina, un restaurante italiano en Glen Park, por cinco años. Caamal había escuchado sobre el covid-19 en las noticias y a través de amigos que perdieron sus trabajos debido al brote del virus, pero no fue hasta que Newsom anunció oficialmente que los negocios no esenciales tenían que cerrar, que la situación se sintió real para Caamal.

El domingo, en su día de descanso, Caamal recibió un mensaje de su supervisor diciéndole a él y a sus compañeros de trabajo que la dueña de Gialina había decidido cerrar el restaurante temporalmente.

La dueña del restaurante los ayudó económicamente por medio de donaciones que hicieron los clientes del restaurante. La ayuda fue poca comparada con lo que él ganaba. “No me afectó tanto al principio”, dijo Caamal, quien comparte su departamento con su hermano y primos en San Francisco. “Nos dieron un poco de ayuda aquí en Gialina, pero fue por parte de donaciones. Después, como al segundo mes, ya lo sentía más difícil”.

Escuche la entrevista

Abel Morfin, 38

Ivan Caamal, 31, posa para la foto. Photo illustration by ADRIANA MORGA OREGEL/THE LATINO REPORTER

Abel Morfin, el gerente del restaurante italiano Gialina, es originario del área alrededor de Tijuana y San Diego. Durante una entrevista en marzo, dijo que ha trabajado en el restaurante por más de una década y solamente había tomado dos días libres por enfermedad y siempre estaba ocupado administrando el restaurante. Una semana después de la entrevista, Morfin y sus compañeros de trabajo, al igual que miles de personas en California, se tuvieron que quedar en casa. “No lo teníamos que cerrar”, dijo Morfin. “Más bien para asegurarnos que todos iban a estar bien”.

Antes de la pandemia, las pequeñas mesas de Gialina tenían poco espacio entre ellas, creando así un ambiente acogedor. Ahora, con las mesas completamente apartadas, los trabajadores usan ese espacio para almacenar los materiales adicionales que necesitan para empacar las órdenes de comida para llevar. 

Sus horas fueron reducidas, antes cerraban a las 10 p.m. y ahora cierran a las 8:30 p.m. Además, toman las órdenes en línea o por teléfono. 

Muchas cosas han cambiado durante la pandemia de covid-19. La economía no es la misma y hay una incertidumbre general sobre el futuro. Y Morfin ha comenzado a notar que las personas han cambiado su actitud hacia ellos. 

“Mucha de la gente también se da cuenta que todo ha cambiado, nos agradecen mucho”, dijo Morfin. “La gente que trabaja en restaurantes somos los invisibles. No se ven los que están en la cocina y piensan ‘con qué están trabajando están felices’, pero la gente tiene sus propias preocupaciones”.

Pero los problemas se han vuelto todavía más grandes para los inmigrantes indocumentados, los cuales no son elegibles para recibir ayuda por desempleo o recibir el cheque de estímulo económico del gobierno federal. 

De acuerdo con el Instituto de Política Pública de California, el estado es hogar de más de dos millones de inmigrantes indocumentados. Alrededor de 78 por ciento de ellos son provenientes de Latinoamérica. A mediados de mayo, el gobierno de California creó el fondo de Asistencia para Inmigrantes Afectados por la Pandemia de la Covid-19 (DRAI), el cual buscaba ayudar económicamente a personas indocumentadas en el estado. A pesar de que el programa recibió bastantes críticas por no tener la capacidad de atender al alto número de solicitantes, la ayuda hizo una diferencia en las vidas de aquellos que lograron obtenerla luego de esperar largas horas en la línea telefónica para ser atendidos. 

Escuche la entrevista

Manuel López, 39

Ivan Caamal, 31, posa para la foto. Photo illustration by ADRIANA MORGA OREGEL/THE LATINO REPORTER

La ayuda financiera que Manuel López, el cocinero principal de Gialina, recibió a través de DRAI fue crucial para mantener a su familia durante los casi tres meses que él no pudo trabajar. López tiene un hijo que pronto empezará la secundaria y una hija que pronto empezará la preparatoria. Con cuentas y renta que pagar, López y su esposa trataron de recibir la mayor cantidad de ayuda posible mientras esperaban que el restaurante abriera. Ellos solicitaron ayudas a través de organizaciones sin fines de lucro locales y fueron a los a bancos de comida en el distrito de la Misión para conseguir alimentos. Aun así, la familia de López no podía escapar del impacto económico y emocional de la pandemia. 

“Para mí, mentalmente fue fuerte por mis hijos y pensar qué va a pasar”, dijo López. “Mi hija lloraba de la desesperación porque ya no iba a salir y ya no iba a ver a sus amigas de la escuela porque iba a graduarse y ya no iba a ver a sus maestros”.

Gialina cerró por dos meses y medio, dejando que sus trabajadores dependieran de sus ahorros. Su compañero Caamal vivió de sus ahorros y empezó a mandar menos dinero a su papá en México. Lopez usó el dinero que tenía ahorrado para el quinceañero de su hija y para pagar tres meses de renta. 

“Por cualquier cosa que vaya a pasar, uno nunca sabe”, dijo Caamal. “No estaba listo para esto, pero si estaba preparado para una emergencia, pero no para esto. Esto lleva cuatro meses y la verdad es mucho”.

Escuche la entrevista

Noel Ulloa, 25

Noel Ulloa, 25, poses for a portrait. Photo illustration by ADRIANA MORGA OREGEL/THE LATINO REPORTER

Para otros como Noel Ulloa, la espera para regresar al trabajo todavía no se acaba. Ulloa trabajaba en Rigolo, un restaurante Francés en Presidio Heights, pero perdió su trabajo temporalmente al principio de la pandemia. Aún continúa esperando para regresar a su trabajo.

Originario de Honduras, Ulloa ha estado sin trabajo desde mediados de marzo. Él espera poder regresar a su trabajo una vez culmine la pandemia,  pero si eso no es posible buscará un nuevo trabajo. En el restaurante, él hacía un poquito de todo, pero lo que más extraña es a sus compañeros de trabajo, quienes son centroamericanos en su mayoría.

Actualmente Ulloa se encuentra viviendo de sus ahorros y tratando de permanecer en su casa todo el tiempo posible, excepto cuando sale a correr en las tardes. Ulloa llegó a los Estados Unidos cuando era adolescente pero sueña con volver a Honduras, su familia está allá y desea hacer su futuro en su país de origen. Pero por ahora, vive con otra familia hondureña que “se siente casi como mi familia”.

Escuche la entrevista

José Miguel Montoya, 28

Jose Miguel Montoya, 28, poses for a portrait. Photo illustration by ADRIANA MORGA OREGEL/THE LATINO REPORTER

Aquellos que han mantenido su trabajo durante la pandemia han tenido que ayudar a los miembros de su familia que han perdido sus empleos. Este es el caso de José Miguel Montoya, 28, un migrante de Honduras que trabaja como cocinero en Rigolo. Mientras pudo mantener sus horas de trabajo y un salario reducido, Montoya se encargó de ayudar económicamente a sus tres hermanas y dos sobrinos luego de que ellas perdieran sus trabajos debido a la pandemia. 

“Como mis hermanas todas se quedaron sin trabajo”, dijo Montoya. “Renta, los ‘billes,’ teléfonos e internet, para todo soy yo”.

Una de las hermanas de Montoya trabajaba en un restaurante y las otras dos trabajaban en un supermercado. Cada uno solía cubrir sus propios gastos, aun cuando él compartía un departamento con sus hermanas gemelas. Ahora es Montoya quien en su tiempo libre se encarga de hacer todos los mandados para sustentar a la familia. 

Según Montoya, las ventas de Rigolo bajaron un 70 por ciento, dejando un futuro incierto para los trabajadores del restaurante. El dueño de Rigolo le dio prioridad a mantener a los trabajadores con mayor experiencia o aquellos que tuviesen familias y Montoya fue uno de los cuatro trabajadores que mantuvieron su empleo. A pesar de que Montoya mantuvo su empleo, le redujeron su salario a la mitad.

Los latinos en los Estados Unidos han sido desproporcionadamente afectados por la pandemia de covid-19 y las historias de los trabajadores de restaurantes en San Francisco reflejan esa tendencia. Según el Pew Research Center, los hispanos son más propensos a haber recibido una reducción de sueldo o haber perdido su empleo durante la pandemia. Aproximadamente un 49 por ciento de los hogares latinos declararon que alguien de su familia ha experimentado pérdida de sueldo o trabajo. Además del impacto económico, los latinos están viendo un número desproporcionado de casos de covid-19 en sus comunidades, ya que los latinos tienen cuatro veces más probabilidades que los blancos de infectarse con el virus, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades.  

A pesar de las condiciones, Montoya mantiene una actitud positiva. “Es un poco difícil pero esperamos que se acabe pronto, pero estamos bien”.

Escuche la entrevista
+ posts

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *