Ante alza en amenazas, surge apoyo para periodistas

Associated Press photographer Marcio J. Sanchez, lower left, is seen covering the protests outside the Mark O. Hatfield United States Courthouse in Portland, Ore., in late July 2020. Photo by Michael Cary Arellano

En años recientes se ha visto un incremento en los ataques contra los periodistas, quienes corren riesgos en su día a día, dentro y fuera del campo de trabajo.

Los riesgos son para todos, pero a menudo los hispanos, afroamericanos y mujeres son más vulnerables a las amenazas, según el Instituto Poynter de Estudios Mediáticos y organizaciones que promueven la seguridad internacional como la UNESCO y el Centro Internacional para Periodistas.

Mc Nelly Torres, editora para el Centro para la Integridad Pública, relató que al inicio de su carrera hace 25 años no existían las redes sociales pero llegó a recibir numerosas llamadas, cartas racistas y llenas de amenazas.

Hoy en día, el acoso cibernético se ha convertido en el ataque más frecuente que enfrentan los periodistas. En un estudio publicado por la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios en el 2018, más del 60% de los periodistas declararon haber sido víctimas de ciberacoso. 

Existen organizaciones profesionales, tales como la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ) y la Asociación Nacional de Periodistas Negros (NABJ), que exhortan a las salas de redacción a implementar políticas de seguridad para proteger el entorno laboral de los periodistas.

Torres, quien también es miembro de la directiva nacional de la NAHJ, declaró que la organización se ha encargado de brindar talleres y entrenamientos para preparar a sus miembros en situaciones de riesgo.

Associated Press photographer Marcio J. Sanchez is seen covering the protests outside the Mark O. Hatfield United States Courthouse in Portland, Ore., in late July 2020.

“Esto es algo continuo. Vamos a continuar encontrando formas de cómo podemos brindar herramientas para ayudar a nuestra comunidad latina”.

Deyonne Sandoval, quien trabaja como una editora independiente en Nuevo México y es miembro de la NAHJ, apoyó las expresiones de Torres. 

“Organizaciones como la nuestra, como la NAHJ, lo han reconocido y, de hecho, han brindado recursos y capacitación maravillosos. Han traído profesionales que entienden y han dado información práctica a los periodistas”, explicó Sandoval.

Otra circunstancia en la que los periodistas se ven expuestos a situaciones peligrosas es al momento de cubrir protestas que se tornan violentas o hostiles. Hace cincuenta años, el notorio periodista hispano, Rubén Salazar, murió de manera accidental en medio de una protesta en Los Ángeles al ser golpeado por un frasco de gas lacrimógeno disparado por un policía.

El año 2020 marcó un momento histórico en los Estados Unidos tras protestas sin precedentes que se generaron luego de la muerte de George Floyd. Julio-César Chávez, reportero de video de Reuters, fue uno de los periodistas afectados físicamente en medio de las protestas de Black Lives Matter. Chávez le relató previamente al Latino Reporter que le dispararon con balas de goma.

Otros periodistas latinos, tales como Linda Tirado, sufrieron experiencias similares. Tirado se encontraba en una protesta en Minneapolis cuando le dispararon en el ojo. “No hay forma de que me hayan confundido con otra cosa que no sea prensa”, dijo a CNN en verano del 2020.

Con un alza significativa, en el 2020 se reportaron más de 800 periodistas que fueron arrestados, agredidos o atacados de alguna otra manera en una protesta de acuerdo al Rastreador de Libertad de Prensa de EE.UU. En el 2021, se registraron casi 200 ataques a periodistas en medio de propuestas. Adicionalmente, en lo que va del 2022, ya se han registrado 23 ataques.

Aunque poco usual, los periodistas en los Estados Unidos se exponen a situaciones que les pueden costar la vida. En los últimos 30 años 15 periodistas han sido asesinados o muertos mientras trabajaban. De estos, dos eran latinos.

Manuel de Dios Unanue recibió un disparo en la cabeza en un restaurante de la ciudad de New York en 1992. La policía cree que un grupo de narcotraficantes y empresarios conspiraron para asesinarlo debido a las historias que había escrito sobre sus operaciones de drogas y lavado de dinero. De igual manera, Jacinto Hernández Torres desapareció el 10 de junio del 2016 en Garland, un suburbio de las ciudades de Dallas y Fort Worth y su cuerpo fue encontrado tres días después con un disparo en la cabeza.

Las muertes de tantos reporteros han impactado la comunidad periodística y por tal razón se creó la Fundación Conmemorativa de los Periodistas Caídos. La misma se ha dado la tarea de crear un monumento conmemorativo en honor a los periodistas que han perdido sus vidas en el campo laboral. 

La presidenta de la fundación, Barbara Cochran, comentó que el propósito del monumento es “conmemorar el compromiso de Estados Unidos con una prensa libre y honrar a los periodistas que han perdido sus vidas por esta causa”. Añadió que “sin una prensa libre una democracia sería imposible”.

Como manera de ayudar a los periodistas, diversos centros de recursos publican material en línea con el propósito de ayudar a sobrellevar la cobertura de traumas y conflictos. Un ejemplo es el Dart Center para Periodismo y Trauma. En su página se pueden encontrar diversidad de recursos acerca de libertad de prensa, PTSD y salud mental, autocuidado y apoyo entre pares, entre muchos otros.

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