Activistas esperan que nuevos datos del censo ayuden ampliar el acceso al voto en español

FILADELFIA — El acceso a materiales de votación para personas que no hablan inglés sigue siendo muy limitado en Pensilvania, el estado conocido como el lugar donde nació la democracia estadounidense, según activistas.

De los 67 condados que componen el estado, los votantes sólo pueden recibir boletas en español si viven en un grupo selecto de tres: los condados de Filadelfia, Berks y Lehigh. Los votantes que hablan mandarín, o cualquier otro idioma, no tienen acceso a boletas en su lenguaje nativo en ninguno de los condados.

Mientras el estado se prepara para recibir nuevos datos del Censo de los Estados Unidos 2020, cuya primera ronda se espera para agosto, los defensores de los derechos de los votantes esperan que los datos demográficos indiquen que más condados en el estado poseen el mínimo federal requerido para exigir acceso a materiales en otros idiomas además del inglés.

“¿Por qué van a dejar que el lenguaje se interponga en el camino de la participación? Estamos hablando de ciudadanos estadounidenses, por lo que es importante que la gente maximice el acceso a uno de los derechos más importantes que tenemos, que es votar ”, dijo Will González, el organizador principal de Ceiba, una coalición sin fines de lucro que promueve el desarrollo económico entres los latinos.

La Sección 203 de la Ley de Derechos Electorales, una pieza histórica de la legislación federal que prohíbe la discriminación racial en la votación, garantiza que poblaciones significativas que hablan principalmente un idioma que no sea el inglés puedan participar en el proceso democrático y tener igualdad de acceso, dijo Neil Makhija, profesor de derecho en la Universidad de Pensilvania.

Pero la Sección 203 tiene sus limitaciones. La ley sólo requiere que los oficiales tomen medidas en condados donde más del 5 por ciento de los ciudadanos elegibles para votar no hablan inglés o en donde existen al menos 10,000 votantes que forman parte de un grupo racial o étnico que enfrentan barreras idiomáticas, dijo Makhija.

Algunos expertos esperan que el condado de Lancaster se convierta en la próxima jurisdicción en alcanzar el número de votantes necesarios para exigir el acceso a materiales en español. Además, desean que el mandato de Filadelfia se amplíe para incluir materiales de votación en mandarín.

Hay más de medio millón de latinos en Pensilvania que son elegibles para votar, lo que representa aproximadamente el 5.3% del electorado, según el Pew Research Center. La mayoría son de ascendencia puertorriqueña, pero una gran cantidad de votantes mexicanos y dominicanos también componen el electorado latino del estado.

Aunque hay latinos que viven alrededor de todo el estado, la mayoría se encuentran en las ciudades de Allentown, Reading, Filadelfia y el distrito de Kennett Square en el condado de Chester.

Incluso con las protecciones garantizadas por la Ley de Derechos Electorales, los activistas dicen que persisten barreras adicionales para los votantes que no hablan inglés.

En el 2019, las máquinas de votación en Filadelfia mostraban información en español, pero el recibo impreso que confirmaba las selecciones de los votantes aún aparecía en inglés, dijo González. Esto significó que los votantes no pudieron confirmar que sus selecciones fueran correctas, indicó.

Grupos como Ceiba también abogan por el acceso a información en español antes de las elecciones para que los votantes latinos puedan conocer cómo funciona el proceso electoral, particularmente en lugares como Filadelfia.

Aunque las boletas por correo están disponibles en español en todo el estado, el equipo de González trabajó con el Departamento de Estado para asegurarse de que la solicitud electrónica para pedir una boleta en español durante las pasadas elecciones también se pudiera realizar en el mismo idioma. Anteriormente, el proceso sólo podía realizarse en español si la persona imprimía el formulario en línea y lo enviaba por correo, causando una barrera de acceso para muchas familias latinas de bajos ingresos.

“Eso requería que la gente tuviera una computadora para descargarlo, una impresora con tóner para imprimirlo, llenarlo físicamente, ponerlo en un sobre y enviarlo por correo, y muchas familias latinas vieron eso como un gasto adicional porque no tienen acceso a todos esos requisitos”, dijo González.

En lo que la ley cambia, organizaciones sin fines de lucro como Ceiba trabajan para cerrar la brecha del acceso al voto en comunidades hispanoparlantes y otras que no hablan inglés. 
Durante las pasadas elecciones, estas organizaciones realizaron paneles para difundir información sobre la Sección 203. También crearon sus propios materiales en español para educar a las comunidades latinas sobre cómo votar correctamente por correo.

La labor de estas organizaciones hacen una gran diferencia para los votantes latinos del estado, quienes tienden a ser más pobres que un votante promedio, según Gonzalez. Los votantes de bajos ingresos generalmente tienen más probabilidades de ejercer trabajos con horarios inflexibles, algo que ocasionalmente limita su habilidad para votar.
Durante el último año, los latinos también han sufrido económicamente durante la pandemia de coronavirus. Según Pew, el 59% de las familias latinas reportaron haber perdido empleos o ingresos debido al Covid-19 a principios del año pasado.

María Paula Mijares Torres is a junior at Drexel University in Philadelphia, where she studies communications with a concentration in journalism. Originally from Venezuela, she is completing a co-op at the Philadelphia Inquirer and continues to contribute to her student newspaper, The Triangle. She hopes to become an investigative reporter. Reach her at maripmijares [at] gmail [dot] com and on Twitter @mapamijares.

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